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Beceite

Beceite está situado en la provincia de Teruel, en la Comarca del Matarraña, y es entrada natural a Los Ports de Beseit / Los Puertos de Beceite, una de las maravillas de Aragón. En 2007 fue declarado Bien de Interés Cultural por su riqueza monumental, adentrarse en el municipio es hacer un viaje al pasado.

Industria papelera

Benedicto XIII, el Papa Luna, en el año 1411 concedía a su médico particular el converso Jerónimo de Santa Fe los derechos del «molino para paños» en «Bezeyt», perteneciente a la mesa arzobispal de Zaragoza. Esta es la primera referencia sobre los molinos en Beceite. Las referencias posteriores nos las da el cura párroco de la población Joaquín de Liedana que escribía en los libros parroquiales a finales del siglo XVIII y principios del XIX sobre la floreciente industria del papel.

En 1804 se inauguraba la última de un total de nueve fábricas. La subida arancelaria sobre el trapo con el que hacían el papel, impuesta por los borbones durante el siglo XVIII, estimuló a los burgueses de la época y empresarios aragoneses y catalanes que pusieron en funcionamiento en Beceite y Valderrobres trece molinos papeleros.

La fabricación artesanal ayudaba a realizar un papel de calidad que garantizaba la continuidad: algunos molinos trabajaron para Heraclio Fournier en la elaboración de naipes; se fabricó papel moneda para el estado; Goya utilizaba papel de Beceite para sus grabados… Pero la principal producción llegaba a los grandes centros de consumidores de Barcelona, Valencia, Madrid y Bilbao por medio de carretas en viajes que duraban varios días.

Las primeras fábricas de papel eran de una, dos o más «tinas» para fabricar la pasta de papel, hasta la llegada de la «pila holandesa», durante el siglo XIX , que se instaló en todas las fábricas y se utilizó hasta el final de sus días allá en 1970. La fábrica Cremada, la de Martí, lo Molí del Toscá, la de Taraganya, la de Noguera, la de Solfa, la de Morató, la del Batá y la del Pont Nou fueron las nueve fábricas de papel de Beceite. Por medio de canalizaciones, acequias, azudes y túneles todas las fábricas aprovechaban una misma agua, la del río Matarraña, para mover sus ruedas.

El Puente de piedra

El puente de piedra de Beceite es el primero desde su cabecera que evita el río Matarraña. Tiene un solo ojo y mide unos 15 metros de altura. Su construcción permitió que la población no quedase incomunicada en caso de fuertes riadas.

Fue realizado entre los siglos XV y XVI coincidiendo con el crecimiento de la población y la formación de los nuevos barrios de Vilanova, Sant Roc y del Pilar. Hoy en día, y desde la construcción de la carretera a finales del siglo XIX, es paso obligatorio para llegar a Beceite.

En este punto, el río salva un desnivel importante desde su recorrido en el Vall del Prat hasta la población de Beceite. La fuerza del agua que ello provoca fue aprovechada para mover las ruedas de los distintos molinos a lo largo de su curso: harineros, almazaras, centrales hidroeléctricas, martinetes, papeleros, etc.

El río nace en el macizo montañoso de los Puertos de Beceite, recorre unos 100 kilómetros en direcicón de sur a norte y desemboca en el río Ebro a la altura de la población de Fayón y en el pleno pantano de Ribarroja. En su primer tramo, el río presenta caudales constantes de un régimen de tipo pluvial y en muy contadas ocasiones de tipo pluvionival.

Después de la Guerra Civil, la poza situada debajo del puente, llamada «la Cadolla» fue vaciada con cubos para recuperar las armas que se habían lanzado en su interior durante la Guerra y así aprovechar el hierro.

La Ermita de Santa Ana

Situada en el arrabal del puente, fuera de las murallas de la población, recibía al visitantes procedente del antiguo camino de Peñarroya. Parece probable que esté relacionada con la ampliación del Arrabal y la construcción del puente de piedra.

Es una construcción gótico-renacentista realizada en piedra tosca, salvo las modificaciones realizadas entre los siglos XVII y XVIII de la nave principal y pórtico exterior dechado en 1699. En el altar, orientado hacia el oeste, observamos los detalles arquitectónicos más interesantes: ábside poligonal de cinco lados y bóveda de crucería, la Santa que se apoya sobre el tronco octogonal de la antigua «creu del Molinar» decorada con tracerías góticas trilobuladas e imágenes de Apóstoles, evangelistas, San Miguel y la Piedad. Santa Ana, madre de la Santísima Virgen María, es la patrona de las mujeres en parto. en hebreo su nombre significa Gracia.

En Beceite es la abogada de la buena muerte. El 26 de julio es el día de la Santa y durante los nueve días precedentes los vecinos del barrio del Arrabal se reúnen aquí todas las noches para rezar la novena. Antaño, la celebración se acompaña con varios festejos; las vaquillas y el baile completaban las conmemoraciones por la Santa.

Hoy en día la ermita se utiliza también para la celebración de bodas y bautizos. La buena presencia y cuidado del edificio ayudan a la elección.

La Iglesia de San Bartolomé

Obra barroca realizada entre el s.XVII-XVIII, que sustituyó a la primitiva iglesia dedicada a San Bartolomé y de la que ya había constancia en el año 1210. De la antigua iglesia se observan elementos recuperados en las fachadas laterales: en la parte norte, un capitel de columna con escenas de Sansón abriendo las fauces de un león y Dalila con las tijeras en la mano; y, en el sur, una clave de bóveda de crucería que representa a un obispo bendiciendo.

La construcción del edificio duró varias décadas. Se adaptó al terreno desnivelado y se proyectó un nuevo espacio, la Plaza, con lo que las edificaciones que la rodeaban tuvieron que abrir nuevas ventanas y puertas. En una de las piedras de la fachada principal aparece la fecha de 1726, posiblemente el año de finalización de esta interesante fachada-retablo. En ella se distinguen dos cuerpos flanqueados por columnas salomónicas con decoración y en la hornacina superior se observa la figura de San Bartolomé colocada en el año 1973.

Durante la Guerra Civil (1936-1939), la iglesia parroquial de Beceite sufrió un gran expolio, grandes tesoros artísticos como eran los retablos del altar mayor y el de la Virgen del Rosario fueron arrancados a golpe de hacha, y tras caer derribados, causando tan gran polvareda que ésta salís por la puerta de la iglesia, fueron sacados a la plaza y quemados. El suelo, que estaba lleno de tumbas, tras sacar las losas cadáveres embalsamados, fue labrado con caballerías; en las paredes laterales se abrieron unos boquetes para hacer ventanas, quedando el recinto de la iglesia para ser usado como almacén. Estos boquetes aún se pueden apreciar hoy pues finalizada la guerra fueron tapiados con cemento.

La Presoneta y la Botera

En el inicio de la calle Villaclosa nos encontramos con la Lonja del Ayuntamiento, su antiguo acceso principal, y la Presoneta, actual Centro de Visitantes. Un espacio retocado a lo largo de los siglos XVIII -XIX que representaba el acceso principal al antiguo castillo árabe-cristiano de la población.

La Presoneta era el torreón que defendía el portal de entrada: detalles como las aspilleras y el arco que arranca desde su fachada hasta la del antiguo ayuntamiento demuestran su carácter defensivo de antaño. Situados en este portal, el Ayuntamiento a nuestra izquierda, la antigua plaza a nuestra derecha y, enfrente, encontramos la calle que continuaba en línea recta hasta llegar a otra torre defensiva llamada «La Torreta».

Este torreón entre los siglos XVII y XIX perdió su utilidad defensiva pasando a serla cárcel, sobre todo en tiempos de la primera guerra Carlista. Aquí encerró el general carlista Cabrera a tres mujeres de liberales como reprimenda al fusilamiento de su madre; dos de ellas fueron fusiladas en la partida del Martinet (Valderrobres) y la otra logró su liberación gracias a las súplicas de su padre, un oficial carlista de Beceite.

En la década de los ochenta y noventa del siglo pasado, el edificio se convirtió en peña de fiestas y llegando a ser la Oficina de Turismo.

El nombre de la calle Villaclosa significa villa cerrada. En Beceite se conoce como el barrio de la Botera. Algunas de estas casa tienen fachada hacia la Plaza y antiguamente todos los vecinos del pueblo tenían derecho de paso por dentro de ellas para acceder a la Plaza.

El Portal de San Gregorio

Es la antigua entrada a la población árabe «Bassàit» y a la cristiana «Bezeyt» del siglo VIII al XIV. El viejo camino de Valderrobres pasaba por el Collet de les Forques, la Font del Pas y por Els Estiradorsy llegaba hasta este portal. Se cree que fue reformado en la primera mitad del siglo XIV quedando un portal apuntado de estilo gótico coronado en su clave por la media luna invertida hacia abajo perteneciente, con toda probabilidad, al nuevo señor del territorio: el primer arzobispo de Zaragoza, Pedro López de Luna (1314-1345).

Su entrada hacia la calle Llana en forma de codo afianza su carácter defensivo. En su interior se abre la capilla de San Gregorio Papa. El 9 de mayo se celebra el día del Santo. Antaño en el Rosario se cantaban los gozos a San Gregorio y los niños con una campanilla avisaban a los vecinos para que acudieran al Rosario cantando por las calles unas cancioncillas populares propias de la ocasión. Ese mismo día se celebraba misa y se salía en procesión hasta la huerta Mayor, bendiciéndola contra las plagas y, principalmente, contra la plaga de langosta

En Beceite se conserva la gran mayoría de los portales que seguían el antiguo alineamiento de las murallas del siglo XVI: El portal de Vilanova, el de Sant Gregori, el de Carrau, el de Sant Roc, el del Coll o del Pilar y el pasaje de Vilanova.

Fuente: Paneles públicos de información de la Comarca del Matarraña.

 

(Descarga aquí el callejero de Beceite)